Evitará verter al río Ara 400 metros cúbicos de aguas residuales al día
La depuradora de Torla ha comenzado ya a funcionar tras dos años de obras en los que se han invertido 2,3 millones de euros. Diseñada para 1.990 habitantes equivalentes, tiene una capacidad media de depuración de 400 metros cúbicos de agua residual al día, si bien está diseñada para poder ampliarse un 50% si es necesario. Cuenta con las últimas tecnologías y genera energía fotovoltaica.
Las obras se han adaptado al entorno natural, con la utilización de la piedra como material integrador de las instalaciones. Los dos colectores transportan las aguas residuales por gravedad hasta la depuradora, que está diseñada para gestionar los lodos generados y que posteriormente se aportarán como abono orgánico en las fincas agrícolas que lo necesiten. Todo el proceso se ha estudiado para disminuir la huella de carbono, tanto en la ejecución de la obra como en la posterior explotación, ya que el coste energético se ha reducido un 30% con la implantación de las nuevas tecnologías.
Otro de los hitos importantes es la utilización de la energía fotovoltaica, junto con las nuevas máquinas deshidratadoras de bajo consumo, disminuyendo el coste energético un 80% en la deshidratación de fangos.
La depuradora de Torla ha comenzado ya a funcionar tras dos años de obras en los que se han invertido 2,3 millones de euros. Diseñada para 1.990 habitantes equivalentes, tiene una capacidad media de depuración de 400 metros cúbicos de agua residual al día, si bien está diseñada para poder ampliarse un 50% si es necesario. Cuenta con las últimas tecnologías y genera energía fotovoltaica.
Las obras se han adaptado al entorno natural, con la utilización de la piedra como material integrador de las instalaciones. Los dos colectores transportan las aguas residuales por gravedad hasta la depuradora, que está diseñada para gestionar los lodos generados y que posteriormente se aportarán como abono orgánico en las fincas agrícolas que lo necesiten. Todo el proceso se ha estudiado para disminuir la huella de carbono, tanto en la ejecución de la obra como en la posterior explotación, ya que el coste energético se ha reducido un 30% con la implantación de las nuevas tecnologías.
Otro de los hitos importantes es la utilización de la energía fotovoltaica, junto con las nuevas máquinas deshidratadoras de bajo consumo, disminuyendo el coste energético un 80% en la deshidratación de fangos.