La magistrada Alicia Bustillo decreta el sobreseimiento: «no ha quedado acreditada ninguna conducta sancionable penalmente»
Tras más de cuatro años de intensa investigación, el Juzgado de primera Instancia e Instrucción número 5 de Huesca ha decidido archivar el caso Oikos, en el cual se investigaba una presunta trama de amaño de partidos liderada por los exfutbolistas Raúl Bravo y Carlos Aranda. La jueza ha dictaminado que no existen suficientes indicios para considerar que se haya cometido el principal ilícito objeto de esta causa: la corrupción deportiva.
El caso, que incluía la investigación de dos partidos de Primera División y tres de categorías inferiores, ha sido objeto de un minucioso análisis por parte de la justicia. Se consideraba que los exfutbolistas estaban involucrados en una trama para alterar los resultados de los encuentros y beneficiarse de apuestas deportivas.
Sin embargo, la jueza ha concluido que las pruebas presentadas no son suficientes para probar la existencia de corrupción deportiva. Las conversaciones interceptadas entre los implicados, así como los encuentros mantenidos, no han sido considerados como evidencia concluyente.
En el caso de los partidos de Primera División, el Getafe-Villarreal y el Valladolid-Valencia, se alegaba la posible manipulación del resultado a través de encuentros entre los exfutbolistas y otros posibles intermediarios. Senha determinado que estas conversaciones no son suficientes para probar la existencia de un delito.
La investigación también se extendía a otros encuentros de categorías inferiores, pero tampoco se han encontrado pruebas contundentes que respalden las acusaciones de corrupción deportiva.
Por lo tanto, el juzgado ha decidido archivar el caso, descartando los delitos de organización criminal, blanqueo de capitales y defraudación a casas de apuestas que se derivaban de la supuesta trama de amaño de partidos.
Esta decisión sigue el mismo criterio que la Fiscalía, que recientemente había señalado que la investigación no había logrado probar la comisión del delito de corrupción deportiva, basándose en «conjeturas, hipótesis y razonamientos convincentes».
Tras este largo proceso judicial, el caso Oikos concluye sin que se haya podido demostrar la existencia de corrupción deportiva, lo que pone fin a una compleja investigación que ha mantenido en vilo al mundo del fútbol durante años.