El técnico zaragozano firma hasta final de esta temporada y la próxima campaña
Víctor Fernández se enfrenta a un gran reto: recuperar la ilusión de la afición. El nuevo entrenador retorna a La Romareda en la que será su cuarta etapa defendiendo el escudo del león. Hoy ha dirigido su primer entrenamiento en en la Ciudad Deportiva.
Las ganas de seguir adelante y su amor por el club han hecho que en dos ocasiones haya tenido que abandonar la rueda de prensa inundado por la emoción. “Venir como tercer entrenador (de la temporada) significa que las cosas no estaban saliendo bien. Estamos en un estado de alerta, de máximo peligro. Les he pedido a los jugadores que sean responsables y maduros. Hay una amenaza bastante peligrosa”, se sincera.
Emoción.
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— Real Zaragoza 🦁 (@RealZaragoza) March 12, 2024
No es la primera vez que le toca vivir una situación así. En 1991 tomó las riendas del Real Zaragoza cuando no pasaba por su mejor momento y continuó hasta 1996. Junto a él el equipo vivió dos finales de la Copa del Rey consecutivas (ganó en la segunda, temporada 1993-1994) y la Recopa del 95, donde quedó enmarcado el gol de Nayim desde medio campo.
En 2006 regresó con un contrato para cuatro temporadas pero, tras empatar un partido contra el Mallorca y los bajos ánimos por la eliminación de la UEFA en su primera ronda, en 2008 fue destituido. En su despedida afirmó que sería su última andadura como entrenador del Real Zaragoza.
Antes de la pandemia, en 2018, regresó con una tarea parecida a la de ahora: revivir a su equipo. Lo logró rozando el ascenso a Primera pero la derrota ante el Elche en los ‘play off’ terminó en decepción.
Con su llegada asegura que “no llego como un salvador, sino como uno más”. Es innegable que ha devuelto la esperanza a la afición y el partido de este fin de semana contra el Espanyol marcará el ritmo de su vuelta.