Será recordado por el Pacto de Ajuria Enea, pacto de todos los partidos, salvo la izquierda abertzale, contra ETA
Este lunes, el País Vasco se viste de luto al despedirse de uno de sus líderes más emblemáticos. José Antonio Ardanza, quien gobernó la región entre 1985 y 1999, ha fallecido a los 83 años víctima de un cáncer de próstata.
Conocido por su temple sereno y su destreza en la negociación política, Ardanza dejó una huella indeleble en la historia del País Vasco como el Lehendakari que condujo la región hacia una era de estabilidad y progreso. Nacido en 1941 en Markina-Xemein, desde joven mostró su simpatía por el nacionalismo vasco, especialmente por la corriente moderada o autonomista.
Tras cursar estudios en el seminario de Derio y licenciarse en Derecho en la Universidad de Deusto, Ardanza se adentró en el mundo laboral como asesor legal en la Caja Laboral Popular. Sin embargo, su verdadera pasión era la política, lo que lo llevó a ocupar cargos destacados como alcalde de Mondragón y posteriormente como Diputado General de Guipúzcoa, donde demostró su capacidad de gestión y liderazgo.
El punto álgido de su carrera llegó en 1985, cuando asumió el cargo de Lehendakari del Gobierno Vasco en un momento crucial marcado por la división interna entre el PNV y Eusko Alkartasuna. Durante su mandato, lideró gobiernos de coalición con el Partido Socialista de Euskadi, destacando por su habilidad para forjar alianzas incluso en tiempos de discordia.
Su tiempo en el poder estuvo marcado por el desafío de la violencia de ETA, y Ardanza desempeñó un papel fundamental en la búsqueda de la unidad política a través del histórico Pacto de Ajuria Enea en 1988.
Además de su labor política, Ardanza dejó una marca indeleble en el ámbito económico al liderar importantes reformas, incluida la conocida como las «vacaciones fiscales vascas» y la promoción de la reconversión industrial en la región.
Tras su retiro de la política, incursionó en el mundo empresarial, demostrando una versatilidad que lo caracterizó a lo largo de su carrera. Su legado perdurará en la memoria colectiva del País Vasco, recordado como un líder comprometido con su tierra y su gente.