Sayuri Pompa y Nerea Diez de Pinos trabajan en el IAACC Pablo Serrano en la creación de dos tableros de tensado karibari
La restauradora de arte y especialista en hyogu (kakejikus y biombos japoneses), Sayuri Pompa Fujimura, y la restauradora de obra gráfica del Museo de Zaragoza, Nerea Diez de Pinos, están llevando a cabo un proyecto de intervención de biombos y kakejikus (pinturas y caligrafías sobre papel o seda en formato rollo colgante) que forman parte de la colección de arte oriental del Museo de Zaragoza.
Como parte de este proyecto de restauración de obra gráfica se están realizando dos tableros de tensado karibari, una herramienta utilizada tradicionalmente en Japón para la intervención y creación de biombos y kakejikus. Esta técnica de tensado es tan versátil que puede emplearse tanto para obra asiática como para obra occidental (por ejemplo, con las estampas de Goya) y contemporánea.
Así lo han explicado este jueves en rueda de prensa el director general de Cultura, Pedro Olloqui, el asesor técnico de la Dirección General de Cultura, Juan Ulibarri, y las restauradoras Sayuri Pompa Fujimura y Nerea Diez de Pinos, quienes han dado a conocer esta técnica que se utiliza por primera vez en Aragón y en la que ya están trabajando en los talleres del IAACC Pablo Serrano.
El director general de Cultura, Pedro Olloqui, ha recordado que desde hace décadas Aragón es una referencia internacional en las colecciones de arte de extremo oriente, reconocido por el gobierno de Japón, a través de la Fundación Japón.
Por ello, se está desarrollando esta técnica oriental para la conservación y mantenimiento de obra gráfica, en la que se aplica una serie de técnicas que “permitirán conservar de otra manera los grabados”, que se puede aplicar no solo al arte oriental, sino también a la colección de obra gráfica contemporánea o a las obras de Francisco de Goya.
El asesor técnico de la Dirección General de Cultura del Departamento de Educación, Cultura y Deporte, y secretario de la Fundación Torralba Fortún, Juan Ulibarri, ha remarcado que este interés por el arte oriental se concretó con el legado que Federico Torralba realizó al Gobierno aragonés y que quedó depositado en el Museo de Zaragoza, a la que después se sumaron otras colecciones.
AFORTUNADOS
Por su parte, la conservadora y restauradora de obra gráfica del Museo de Zaragoza, Nerea Diez de Pinos, ha coincidido en destacar que hace más de veinte años que el Museo de Zaragoza es “uno de los más afortunados” al albergar una importante colección de arte asiático oriental. En el caso de este proyecto, comenzó a estudiarse y planificarse en 2020.
En los últimos años no se había podido intervenir en los biombos y los kakejikus japoneses “porque tienen unas estructuras muy especiales y requieren de un sistema de preparación específico” para poder acometer su restauración, “no se pueden intervenir a la manera occidental”, ha dicho Diez de Pinos. Gracias a la beca concedida por la Fundación Japón al Museo de Zaragoza, una persona trabaja en este centro para catalogar los fondos, mientras que el Ejecutivo autonómico ha contratado a Sayuri Pompa para poder aplicar estas técnicas tradicionales japonesas.
Nerea Diaz de Pinos ha apuntado que en Aragón es la primera vez que se utiliza esta técnica, que se había usado anteriormente en la Biblioteca Nacional, Los paneles de tensado que están fabricando “son muy versátiles” y se podrán emplear también en obra contemporánea occidental, en todo tipo de colecciones, ya que el proceso es “muy respetuoso” con la obra gráfica original, ha asegurado.
UNA TÉCNICA TRADICIONAL
Sayuri Pompa cursó sus estudios en la Universidad Complutense de Madrid y después ha estudiado en Japón las técnicas tradicionales de restauración de arte japonés. “Esta técnica conserva la metodología tradicional, la forma de trabajar que se lleva haciendo durante cientos de años en Japón”, ha manifestado.
Además, los materiales que se utilizan “son muy sencillos”, como brochas, engrudo de almidón de trigo que se utiliza como adhesivo y papeles tradicionales hechos a mano en Japón y los karibari, las tablas de prensado que se utilizarán después para restaurar las obras en el Museo de Zaragoza, un proceso de intervención que puede durar meses, según el estado en que se encuentra cada obra.
El tablero de tensado karibari ha sido adoptado por conservadores y restauradores occidentales desde hace varias décadas, siendo una de las pioneras de su uso en España Katarzyna Zych Zmuda, conservadora-restauradora de obras de arte sobre papel y especialista en arte oriental. En la Biblioteca Nacional de España, Arsenio Sánchez, restaurador de documento, también emplea el tablero karibari para la intervención de documento y obra gráfica.
La mayor particularidad del tablero karibari es su estructura interna, muy similar a la que pudiera tener un panel de un biombo japonés. Consiste en un enrejado de madera de cedro que se cubre por ambos lados con aproximadamente ocho capas de papel japonés de distintos gramajes.
Los papeles de cada capa se preparan con diferentes métodos y se adhieren al tablero sucesivamente con engrudo de almidón de trigo como adhesivo. Finalmente, la última capa de papel se cubre con kakishibu, un extracto de caqui que actúa como barrera entre la obra y las capas internas del karibari.