Se trata de una torre humana de tres pisos cuya celebración tiene su origen en el siglo XVI y que se levanta dos veces al año: para la fiesta de la Ascensión (que suele ser mayo) y para San Lorenzo, en agosto
Ateca representa este domingo su castillo humano andante con motivo de la conmemoración de la Ascensión y que llevará a cumplir con la tradición por la cual los miembros de la cofradía hacen una torre humana de tres pisos que primero da la vuelta a la ermita y cuando regresa la procesión al casco urbano, este castillo andante recorre también varias de sus calles.
El castillo humano andante de Ateca se declaró en 2018 fiesta de interés turístico regional y se celebra en dos ocasiones: con motivo de la Ascensión (que suele ser en mayo, como este año) y en san Lorenzo (en agosto). Hasta los años 50 del pasado siglo también se erigían el 25 de julio por la fiesta de Santiago el Mayor.
Coincidiendo con cada una de estas festividades se realiza una romería a la ermita y tras celebrarse una misa, se hace la torre humana de tres pisos que dará la vuelta a la ermita y que, al ritmo de la música, da una vuelta a la ermita hasta donde se ha llegado en romería. Finalizado el recorrido, el abanderado, colocado en el piso superior, bandea el estandarte de la cofradía de la Ascensión.
Posteriormente, la romería regresa al casco urbano, donde se reconstruye el castillo humano andante para recorrer las calles del municipio. En el caso del día de la Ascensión se recorre la calle Arial Bajo desde el arco de San Miguel hasta la plaza de España, mientras que por San Lorenzo la torre camina desde la plaza de Joaquín Costa hasta la de los Templarios. En ambos casos, la fiesta termina ondeando el pendón. El castillo andante de San Lorenzo, tiene un recorrido diferente y lo lleva a cabo la cofradía que lleva este mismo nombre.
La declaración de esta fiesta como de interés turístico regional valoró la originalidad de esta celebración, así como el mantenimiento de esta tradición popular de la localidad surgida de las procesiones del Corpus de los siglos XVI y XVII. Destaca también que se trata de una representación única por su complejidad que consiste en la realización de unos castillos humanos andantes que, con tres pisos de altura, se trasladan alrededor de la ermita o por las calles de la localidad, con activa participación de la población en la preparación y desarrollo de los actos que forman la celebración a través de dos Cofradías, la de la Ascensión y la de San Lorenzo.