El escritor ha agradecido el galardón, “un honor tan inmenso como inesperado”, y ha evocado a su abuelo: “En el empeño por comprender su apego por Bubierca escribí “Lo que a nadie le importa” y cuando creí comprender su sentimiento hacia el paisaje escribí “La España vacía”
El escritor Sergio del Molino ha recibido hoy jueves la medalla de Santa Isabel de Portugal, la máxima distinción que concede la Diputación de Zaragoza. Se la ha impuesto el presidente de la institución, Juan Antonio Sánchez Quero, en una solemne ceremonia institucional en la que el flamante premio Alfaguara de novela ha reivindicado “la curiosidad respetuosa e intelectual por las vidas de los demás”.
“No puede haber literatura, ni debate público, ni política, ni pensamiento, ni por supuesto periodismo, si no nos empeñamos en comprender a los demás, por distintos y extraños que se nos aparezcan, por muy alejados que estemos de sus sentimientos y de sus razones”, ha defendido del Molino, que ha insistido en la necesidad de “saber qué se siente siendo otro para poder así hablar mejor y hacerse entender mejor”. “Si hay algo en mi trabajo que merezca la pena ser leído y apreciado se lo debo a mi impulso cabezón y obsesivo por comprender a los demás. Como periodista, como novelista y como ensayista no me he dedicado a otra cosa”, ha asegurado.
Abundando en ello, del Molino ha explicado que “el primer misterio” que se propuso aclarar fue la “querencia radical” de su abuelo paterno por Bubierca, el pequeño municipio de la Comunidad de Calatayud en el que había nacido, desde el que emigró a Madrid y al que volvía siempre que podía.
“Si estoy hoy aquí agradeciendo esta medalla es en buena medida por mi abuelo”, ha explicado el premiado. “En el empeño de comprender su apego por Bubierca escribí uno de mis mejores libros, ‘Lo que a nadie le importa’, y cuando creí comprender su sentimiento hacia el paisaje me puse a escribir ‘La España vacía’, que es un homenaje a todos los españoles que vivieron discreta y calladamente, como el río Jalón a su paso por Bubierca, y cuyas vidas parecen perderse en el tiempo circular del eterno retorno. La literatura tiene el poder de rescatarlas, y yo acudí a su rescate con mis armas de escritor”.
Además, del Molino ha agradecido a la Diputación de Zaragoza la concesión de la medalla de Santa Isabel, que fue aprobada por unanimidad de todos los grupos políticos. “Para alguien de mi calaña, tan despegado de patrias chicas y grandes, es un honor tan inmenso como inesperado verse reconocido en su casa” , ha destacado. “Aunque me empeño en sentirme extranjero y tomar distancia, ustedes me han recordado hoy que formo parte de esta tierra como mi abuelo se enrocaba en Bubierca. Con el mismo gesto estoico y la misma sonrisa socarrona que aquí decimos somarda. Por eso, permítanme una vez más agradecerle el cumplido que me hacen con la mayor de las gratitudes”.
Respecto a la figura de su abuelo, el escritor la ha evocado como “un hombre de raíces, como tantísimos españoles de su generación, la de los éxodos rurales”. “Mi abuelo vivió casi toda su vida en el corazón de Madrid sin perder nunca de vista el vacío de su pueblo. Los dos vacíos: los que dejaron en el campo los campesinos que se fueron, y el vacío que a esos campesinos se les abrió en el ánimo cuando emigraron”, ha recordado del Molino.
“Mi abuelo era un hombre de raíces, pero yo no lo soy. Mi condición natural es la extrañeza. Yo me siento un extranjero y un intruso casi siempre. También aquí, ahora, hablando ante ustedes y recibiendo la generosidad de la provincia en la que vivo, me siento extranjero. Por eso me interesaba tanto la figura de mi abuelo, por lo raro que se me hacía un temperamento tan distinto del mío. Quería entender las razones de su apego y la atracción milenaria que Bubierca ejercía sobre sus hijos, porque yo nunca he sentido nada parecido por ningún lugar”, ha explicado el galardonado relatando así el germen de sus libros ‘Lo que a nadie le importa’ y ‘La España vacía’.
40 años de medallas de Santa Isabel
Como es tradición, la ceremonia de entrega de la medalla de Santa Isabel de Portugal se ha celebrado el 4 de julio, día de Santa Isabel, patrona de la provincia de Zaragoza y de la Diputación de Zaragoza. Este galardón se creó en 1984 siendo presidente Florencio Repollés Julve y cumple por tanto 40 años.
Sergio del Molino se suma a la nómina de escritores y periodistas que han recibido este reconocimiento: Ignacio Martínez de Pisón, Jesús Moncada, Ildefonso Manuel Gil, José Luis Melero, Gervasio Sánchez, Alfonso Zapater, Miguel Mena… Entre las personalidades del ámbito de la cultura distinguidas con la medalla también están nombres como los de Joan Manuel Serrat, José Antonio Labordeta, Fernando Lázaro Carreter, Carlos Saura, Antonio Saura, Santiago Auserón, Guillermo Fatás, Agustín Sánchez Vidal y José Carlos Mainer.