
Los técnicos del Servicio de Inspección Urbanística han comenzado con las inspecciones a los dos primeros edificios, situados en la calle Cerezo, que pertenecen al primero de los 14 ámbitos en los que se ha dividido la actuación
El Ayuntamiento de Zaragoza ha iniciado esta mañana las dos primeras visitas del Plan Especial de Inspección de Edificios en la zona de Zamoray, Pignatelli y el Casco Histórico que conllevará la revisión final de 277 inmuebles con el objetivo de analizar el deber de conservación edificatoria en términos de «seguridad y estabilidad de los edificios, de manera que se elimine en lo posible el estado de inseguridad de la edificación que pueda existir en la actualidad», ha informado el consejero de Urbanismo, Infraestructuras, Energía y Vivienda, Víctor Serrano, quien ha asistido a estas primeras visitas, que se han producido en los edificios 1 y 3 de la calle Cerezo.
De este modo, equipos municipales comienzan así 30 semanas, unos siete meses, en las que girarán un total de 230 visitas de inspección, a razón de 2 inspecciones por técnico y por semana. Para ello, se ha dividido el mapa del barrio en 14 tramos o áreas por las que irán pasando el equipo de técnicos o agentes inspectores municipales compuesto por 4 arquitectos técnicos y 2 arquitectos con la colaboración de personal jurídico y administrativo de este mismo Servicio de Inspección Urbanística del Ayuntamiento de Zaragoza. La primera zona en ser inspeccionada son las manzanas comprendidas entre las calles Agustina de Aragón, Mariano Cerezo, Escopetería, glorieta José Aznárez y calle Mayoral, que engloban a 38 inmuebles. Posteriormente se irán repasando el resto de los trece sectores, que tienen un total de 277 edificios.
«Contamos con las colaboración de Policía Local y las comunidades de propietarios han sido informadas de las visitas con antelación», ha explicado el consejero Víctor Serrano, quien ha confiado en «emprender un mayor ritmo de inspecciones a partir de mayo, una vez pasados los distintos puentes festivos que coinciden en estas fechas».
Los técnicos municipales han comenzado por el número 1 de la calle de Mariano Cerezo, un inmueble original de 1871, reformado hace unos años, con 6 pisos de entre 53 y 86 metros cuadrados repartidos en cuatro plantas (bajo más tres plantas) y que cuenta con sótano. En este caso, el inmueble tiene un grado de protección de interés ambiental. Después, los trabajos han continuado en el número 3 de la misma calle, también de cuatro alturas, con 8 pisos que van de los 36 a los 78 metros cuadrados.
Por ley, los propietarios de cualquier inmueble son los responsables de acometer las obras necesarias para el adecuado mantenimiento, conservación, seguridad y habitabilidad de su edificio y de sus servicios e instalaciones comunes. Asimismo, la Inspección Técnica de Edificios (ITE) es una obligación y responsabilidad única y exclusiva de los propietarios, que deben realizarla cada 50 años y después con una cadencia de 10 años. No obstante, es conveniente prestar atención a la evolución y mantenimiento de los inmuebles, dado que cada uno tiene sus particularidades.
Sin embargo, dada la antigüedad de los edificios de la zona del Plan Especial Zamoray-Pignatelli, las condiciones socioeconómicas del entorno, y las peticiones y preocupación de los colectivos vecinales, así como de los grupos políticos municipales, el Ayuntamiento ha emprendido este Plan de Inspección para un análisis exhaustivo de la zona, que contó el pasado mes de marzo con el visto bueno y unánime de los grupos municipales en el Consejo de Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza.
«Tenemos en la ciudad áreas como Zamoray-Pignatelli, donde existe tanto un problema de índole social pero también una evidente dejación de funciones por parte de algunos de los propietarios del estado edificatorio de sus inmuebles, con el riesgo que ello conlleva para los ciudadanos, tanto de los que habitan en ellos como de los viandantes, lo que hace que el Ayuntamiento tenga que arrogarse un papel que no le corresponde, pero que la seguridad nos lleva a actuar de manera preventiva», ha especificado Víctor Serrano. No obstante, ha querido remarcar «la distinta idiosincrasia de los inmuebles que pasarán a revisarse», dado que en la zona conviven «inmuebles con más de 100 años, pero otros que llevan solo varias décadas construidos».
«Los técnicos municipales han realizado una ingente labor de clasificación y revisión del estado actual y las fichas de los inmuebles que servirá de base para comenzar todos estos trabajos», ha puesto en valor Serrano, quien ha detallado que, «como resultado de las visitas de inspección, se emitirán por los técnicos designados informes que reflejen el estado de la edificación mediante el señalamiento de las incidencias detectadas, las cuales se requerirán en la figura de orden de ejecución en el expediente abierto al efecto».
El modelo administrativo de informe que deberá rellenarse por parte de los técnicos competentes analizará las características del inmueble: se incluirá el emplazamiento, referencia catastral, datos del inmueble (números de plantas, locales, vivienda, superficie parcela, superficie construida), descripción del inmueble, grado de protección si existe y año de construcción. Por otra parte, se dejará constancia de las condiciones de seguridad, salubridad, ornato público, y calidad ambiental, cultural y turística. Para ello se dictará como «favorable» o «desfavorable» las condiciones de estado de conservación de estructuras y cimentación; estado de fachadas exteriores, interiores, medianerías y otros elementos; estado de cubiertas y azoteas; y estado de redes de saneamiento y agua.
Habrá demás un apartado de conclusiones finales y en caso de detectar deficiencias se indicará cuáles son, su clasificación (leve, grave o muy grave), medidas inmediatas a adoptar si es necesario, y descripción de las obras necesarias para subsanar deficiencias. Dicha información será remitida a los propietarios para que acometan los trabajos necesarios en caso de detectar incidencias.